Reconocer este paraje, al menos visualmente
es fácil, no lo es tanto para muchos el origen de las leyendas que
entrañan sus paredes.
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El caballero Roldán, fue comandante
y fiel servidor de Carlomagno. Narra la leyenda, que Roldán se
encontraba en franca retirada de Saraqusta, (Zaragoza) tras fracasar su
intento por conquistarla, cabalgando de regreso a Francia. Perseguido,
optó por buscar una salida que lo librara de la muerte, ascendiendo
por la peña de Amán.
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Cuando se dio cuenta de que se encontraba
al borde del precipicio y con sus perseguidores muy cerca, casi no tuvo
elección y cargado de valor, continuó al galope. El corcel
dio un salto tan prodigioso que, en lugar de precipitarse al fondo del
precipicio, consiguió llegar al otro extremo, enmarcando sus huellas
(que algunos aseguran ver) sobre la Peña de San Miguel.
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Foto tomada con un objetivo 50 mm /2.8,
Carl Zeiss Jena-Tessar, a 1/320 segs f/8, 100 ISO.