En el verano de 1787, los hombres ya se preocupaban por aquella montaña extraviada, que se presumía la más alta del Pirineo. Ramond desde el Pic du Midi de Bigorre y los sabios Reboul y Vidal le mostraron la gran mole semioculta de los Marborés.
Ramond concluyo que su codiciado objetivo era ese enigmático
Monte Perdido que nadie sabía dónde se hallaba ni por donde
se ascendía. Y ningún erudito serio dio crédito a
la historia de ese cazador galo que dijo haber subido a su cumbre por
el sur, con la ayuda del Diablo.
Ramond mando a sus mejores guias, Laurens y Rondou hasta el collado de Añisclo, parecer ser que contactaron con un mayoral Belsetano quien se ofreció a acompañarles hasta la cima, que ganaron y no fácilmente por el lado Este, un 7 de Agosto de 1802. Tres días después llego la cordada de Louis Ramond de Carbonniéres y sus guías, y acaparo toda la gloria de tan deseada hazaña.
Foto tomada con un objetivo 70/200, a 1/25 segs. , f/6,3, ISO 200. Polarizador circular y trípode.